DESPEDIDAS

 Este texto lo escribí el día 11 de diciembre;

«Hoy se cumple una semana desde que dijimos adiós a nuestro piso. Para mi fue duro, odio las despedidas y soy muy sentimental. Son muchas cosas las que hemos vivido allí, y puedes pensar, «pero si tan solo es un piso», si, pero lo sentía tan mío, tenía recuerdos en cada una de las estancias. Han sido 7 años ahí, 7 años muy importantes de nuestra vida, la llegada de Luca, de Vega, la boda, la llegada de Noah, los primeros pasos de ambos, muchos recuerdos. Decimos adiós a nuestro piso pero esos recuerdos los llevamos con nosotros. 
Lo cierto es que con el ritmo acelerado de las últimas semanas apenas había tiempo de sentir lo que estamos viviendo y es un momento de cambio, crecimiento personal, transición muy importante y es precioso vivir y sentir. A veces lo viven más intensamente las personas a las que hacemos participes y tenemos alrededor que nosotros mismos. Esto lo digo porque hace poquito una amiga pasó por el mismo proceso de cambio de casa. Yo recuerdo vivir su transición  con mucha ilusión, sin embargo ella como estaba inmersa en el jaleo de una mudanza parecía no vivirlo tan intensamente. Es importante estar dentro de uno mismo, y sentir que vivimos nuestra vida. Esto puede sonar extraño pero ¿no tenéis la sensación a veces de que vivimos tan acelerados y no dejamos espacio y tiempo para sentir la vida?. 
Por suerte, hace una semana, el viernes de la despedida llegué al piso y estaba sola. Sola y sin prisa, esto me permitió estar conmigo misma y mi tristeza, lloré lo que me salió, lo que tenía dentro escondido y estaba gritando para salir. Sentía pena, ¿por qué esconderla?. 

Adiós, mi lugar favorito de la casa.».

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